Un pingüino tonto deslizándose por una colina helada, nieve en polvo esparciéndose alrededor, glaciares distantes bajo un pálido sol invernal, juguetón y fresco.
Un castillo de arena en la playa al amanecer, con detalles intrincados, tonos cálidos, ultra detallado.
Un jardín cósmico donde los planetas florecen como flores, con sus superficies goteando néctar neón, contra un vacío negro de terciopelo.
Una metrópoli submarina tallada en coral luminiscente iluminada por bancos de medusas brillantes en una paleta de azules profundos y púrpuras eléctricos.
Un degradado rojo chino que se desvanece en un blanco suave, casi transparente, con finos bordes dorados que delinean los bordes para un diseño cultural moderno y sutil.
Un gato simple, escondido detrás de una cortina, tres colores sólidos: dorado, blanco y gris, minimalista y elegante, sin degradado.